La lucha contra el cambio climático y el tema de la eficiencia energética están interrelacionados. En 2015, el Acuerdo de París fijó el objetivo vinculante de mantener el aumento de la temperatura media mundial en este siglo lo más cerca posible de 1,5 grados centígrados. Para hacer frente a esta emergencia climática y reducir nuestra huella de carbono, tenemos que reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero.

Las inversiones en eficiencia energética ya han tenido un impacto significativo en la limitación del crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero. La AIE destaca que duplicar el ritmo de mejora de la eficiencia energética registrado en la última década reduciría, de aquí a 2030, el consumo mundial de energía en la misma cantidad que se utiliza en China cada año, lo que supondría un ahorro de 650.000 millones de dólares para los hogares [4].

El análisis publicado por la AIE pone de relieve las importantes oportunidades de aumentar rápidamente la eficiencia energética en todos los sectores de la economía mundial. Muchas de estas oportunidades incluyen tecnologías que ya están disponibles. Según la AIE, alrededor de un tercio de la demanda de energía evitada para 2030 debe proceder del despliegue de equipos técnicamente más eficientes, desde aparatos de aire acondicionado hasta automóviles y camiones. La electrificación también desempeña un papel importante, ya que proporciona un 20% de ahorro energético, por ejemplo mediante la sustitución de calderas de combustibles fósiles por bombas de calor más eficientes, el cambio a la electricidad para el calor a baja temperatura en la industria y la adopción más rápida de vehículos eléctricos.

El Objetivo 7 de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas se centra en garantizar el acceso a una energía asequible, fiable y moderna. En la actualidad, 840 millones de personas aún no tienen acceso a la electricidad [5]. Es clave que estos "nuevos" consumidores de energía la utilicen de la forma más eficiente posible para evitar un aumento de las emisiones de carbono y garantizar la transición hacia una sociedad climáticamente neutra, justa y socialmente equilibrada para todos.

"Si el mundo quiere cumplir los objetivos climáticos para limitar el calentamiento global, hay que dar prioridad a las medidas de eficiencia energética. Un tercio de la reducción necesaria de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en esta década, según el escenario neto cero de la AIE, debe proceder de mejoras en la eficiencia energética. La buena noticia es que existen soluciones para mejorar la eficiencia energética en todos los sectores. No necesitamos esperar. Necesitamos actuar porque la energía más ecológica es la que no utilizamos -Presidente y CEO de Danfoss

Las ciudades ofrecen oportunidades únicas para crear sistemas energéticos eficientes y aprovechar las sinergias entre sectores. Por eso, para cumplir sus ambiciosos objetivos climáticos, las ciudades deben transformar sus sistemas energéticos. Y en el centro de esta transformación está la integración de diferentes sectores en un sistema energético inteligente y eficiente. Esto acelera la necesidad de innovar en la eficiencia urbana y de desarrollar edificios sostenibles con bajas emisiones de carbono y neutros en carbono.

Ya hay soluciones disponibles

La buena noticia es que las tecnologías necesarias para acelerar la descarbonización y desarrollar ciudades bajas en carbono ya existen. Y si se acelera la adopción de estas soluciones innovadoras y probadas en las ciudades, podemos acelerar el desarrollo bajo en carbono y mantener el rumbo hacia la neutralidad en 2050.

Hasta ahora, ciudades de todo el mundo han demostrado que están liderando el camino hacia un futuro más sostenible al asumir compromisos ambiciosos en línea con los objetivos del Acuerdo de París. Las redes de ciudades, como C40 Cities, están haciendo un gran trabajo para compartir las mejores prácticas entre las ciudades más sostenibles y tomar la delantera en la acción climática ambiciosa.

Los edificios representan el 28% de todas las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con la energía [8]. Por lo tanto, tenemos que acelerar las mejoras en la eficiencia energética de los edificios.  Los edificios inteligentes pueden desempeñar un papel importante en los sistemas energéticos inteligentes e integrados.

En 2018, el calor representó el 50% del consumo mundial de energía final [9]. En Estados Unidos, el 65% de toda la energía producida se desperdicia en forma de calor residual [10]. Existe un enorme potencial en la reutilización del calor que de otro modo se desperdiciaría, también conocido como exceso de calor.

Los supermercados son grandes consumidores de energía debido a los grandes dispositivos de refrigeración que funcionan las 24 horas del día. Pero los supermercados también pueden generar calor y energía como subproducto de los intensos procesos de refrigeración. Los supermercados pueden recoger el exceso de calor de los dispositivos de refrigeración que desaparece en el aire hoy en día y utilizarlo para calentar su propia tienda o para proporcionar agua caliente del grifo de forma gratuita a las zonas circundantes.

Además, los edificios conectados, como los supermercados, pueden ofrecer un exceso de capacidad en un sistema cada vez más basado en las energías renovables, proporcionando flexibilidad cuando el sol no brilla o el viento no sopla. Las soluciones energéticas inteligentes - district energy y almacenamiento de energía térmica- que combinan la refrigeración y la calefacción son muy eficientes desde el punto de vista energético y de los recursos, y constituyen una solución asequible.

El agua es esencial. Sobre todo como condición previa para la vida, pero también como clave para combatir el cambio climático. El Foro Económico Mundial estima que para 2040 habrá un déficit del 40% en el suministro de agua disponible en comparación con la demanda mundial [15]. Actualmente, más de 2.000 millones de personas viven en países con estrés hídrico. Se prevé que esta cifra aumente en algunas regiones debido al cambio climático y al crecimiento de la población [16]. Hoy en día, el sector del agua es responsable de alrededor del 4% del consumo mundial de electricidad [17]. Se necesitan enormes cantidades de energía para proporcionar a la gente agua potable y saneamiento, un derecho humano declarado. Hoy en día, las soluciones rentables y energéticamente eficientes pueden reducir el consumo de energía en el sector del agua de forma masiva, sobre todo en las plantas de tratamiento de aguas residuales. Si no se toman medidas, el consumo mundial de energía relacionada con el agua aumentará en un 50% para 2030 [18]. El mundo necesita más agua y menos emisiones de carbono. La eficiencia energética ofrece una vía para romper la curva.

Existe un importante potencial de ahorro energético en el sector del agua si se aprovechan todos los potenciales de eficiencia energética y recuperación de energía disponibles económicamente, sobre todo en el sector del suministro y el tratamiento del agua [19].

Un lugar obvio para empezar son las plantas de tratamiento de aguas residuales que están presentes en la mayoría de las ciudades del mundo. Las plantas de tratamiento de aguas suelen ser explotadas por los ayuntamientos y consumen entre el 30 y el 40% de la factura eléctrica municipal [19]. Para las empresas de aguas residuales, la factura de electricidad constituye el segundo mayor coste operativo, por detrás de la mano de obra [20].

Las aguas residuales contienen cantidades significativas de energía embebida que pueden aprovecharse para que la gestión de las aguas residuales sea energéticamente neutra, produciendo así la misma cantidad de energía que consume, y con el enfoque adecuado, incluso más. En consecuencia, las plantas de tratamiento de aguas residuales pueden pasar de ser consumidoras de energía a ser productoras de la misma.

Hay muchas formas de ahorrar energía en nuestros hogares. De hecho, unas sencillas mejoras pueden ayudar a reducir el despilfarro de energía, recortar los costes y hacer de nuestros hogares lugares más saludables, confortables y productivos. Sólo con arreglar lo básico, podemos conseguir, por término medio, un gran ahorro de energía en nuestros edificios -y en nuestra factura- con un corto plazo de amortización.

En la actualidad, todavía hay más de 500 millones de válvulas manuales sin control instaladas en los edificios europeos. Sustituyendo estas válvulas manuales por válvulas termostáticas de radiador, los hogares podrían ahorrar por término medio hasta un 18% en sus facturas de energía y tener un hogar energéticamente eficiente. Para los ciudadanos europeos esto supone un ahorro de 12.000 millones de euros anuales y una reducción de las emisiones de CO2 de unos 24 millones de toneladas.

Además, hay casi 250 millones de radiadores con válvulas termostáticas de más de 20 años que podrían actualizarse a válvulas digitales, lo que supondría un ahorro energético y económico aún mayor. La tecnología del hogar inteligente, que utiliza inteligencia artificial y sensores, puede ayudarnos a predecir nuestro consumo de energía y a reducir el suministro necesario para satisfacer la demanda [23].

La mayor parte del parque inmobiliario mundial debe estar preparado para el carbono cero en 2050. Los edificios con cero emisiones de carbono son altamente eficientes desde el punto de vista energético y se abastecen de energía directamente de fuentes renovables o de fuentes de energía con potencial para ser totalmente descarbonizadas, como los sistemas district heating  [24].

Según el escenario de emisiones netas cero de la AIE para 2050, todos los edificios nuevos deben estar preparados para el carbono cero en 2030. Y el 20% de todos los edificios existentes deben ser reacondicionados para estar preparados para el carbono cero en 2030 [25].

Los hogares inteligentes del futuro ya están aquí. La solución de software Leanheat, por ejemplo, utiliza la inteligencia artificial para controlar y supervisar la temperatura y la humedad de cada apartamento de un edificio residencial, ahorrando tiempo y dinero.

En los próximos años, se espera que el mundo construya 230.000 millones de metros cuadrados de nuevas edificaciones, lo que supone añadir al planeta el equivalente a París cada semana [26]. La maquinaria de construcción, como las excavadoras, es conocida por su ineficiencia, ya que consume grandes cantidades de diésel, del que muy poco se convierte en trabajo productivo. La industria de la construcción representó un total del 20% de las emisiones de carbono relacionadas con el mundo en 2020 [27].

Hoy en día, ya existen soluciones para mejorar drásticamente la eficiencia del combustible en las máquinas de construcción pesadas, mientras que las máquinas más compactas pueden ser totalmente electrificadas. Combinando la electrificación y las soluciones de eficiencia energética en una excavadora, sólo se necesita una cuarta parte de la energía para mover la misma cantidad de tierra. Las continuas mejoras en la eficiencia energética allanarán el camino hacia la electrificación total de la maquinaria de construcción.

La productividad energética es la clave para la descarbonización de nuestra economía, y en Danfoss tomamos la delantera cuando se trata de pasar de las palabras a los hechos. Al unirse al Climate Group´s EP100, Danfoss se compromete a duplicar su productividad energética antes de 2030. Para lograr este objetivo, hasta ahora se han aplicado medidas en nuestros 27 centros más grandes, que representan el 85% del consumo total de energía de Danfoss.

En 2019, se ha logrado una mejora de la productividad energética del 80% desde 2007. En pocos años, se espera alcanzar el 100%, lo que significa que la mitad de la energía generará la misma producción. Esto no sólo supone un ahorro de energía, sino también un ahorro de costes que se derivan del ahorro de energía en calefacción, refrigeración, ventilación e iluminación y de las inversiones en un proyecto global de ahorro de energía. 

No sólo estamos actuando dentro de nuestros centros de producción, sino también electrificando nuestra flota de coches de empresa a más tardar en 2030. Es esencial invertir fuertemente en la electrificación que, por supuesto, se alimenta de energías renovables para lograr un mundo con un calentamiento global no superior a 1,50. Por ello, también nos hemos unido a la iniciativa EV100 y RE100 del Climate Group y nos hemos convertido en la primera empresa tecnológica mundial que se une a las tres iniciativas, tomando así la delantera entre las empresas hacia un futuro sostenible.

Creemos firmemente que el sector privado se hace más fuerte cuando unimos nuestras fuerzas y las de otros actores, como los gobiernos y las organizaciones internacionales, para ofrecer soluciones ambiciosas basadas en conocimientos técnicos que no sólo resuelven un reto, sino que crean valor a escala local, regional y mundial. Así pues, cuanto más disponibles sean los equipos de última generación y eficientes energéticamente en los mercados en los que operamos, mejor serviremos al clima. En otras palabras, aportar soluciones a los retos del mundo es también un buen negocio.

Dos de estas alianzas son nuestro trabajo con Sustainable Energy for All y UN Environment District Energy in Cities Initiative.El objetivo principal es cumplir el llamamiento del ODS 7 para duplicar la tasa de mejora de la eficiencia energética mundial mediante la mejora de la adopción global de servicios eficientes de los sistemas district heating y district cooling y la ampliación de la política, la acción y la inversión en eficiencia energética. Por supuesto, también acompañamos de cerca, nos comprometemos y apoyamos los desarrollos normativos como el Green Deal de la UE de la Comisión Europea, que pondrá a Europa en camino de ser el primer continente neutro desde el punto de vista climático. Sabemos que la acción reguladora a todos los niveles es un motor clave de la ambición y nos comprometemos a desempeñar nuestro papel para garantizar que así sea. En la actualidad, disponemos de la innovación y las tecnologías necesarias para ayudar a cumplir nuestros objetivos climáticos y preparar nuestro planeta para el futuro. Pero con asociaciones sólidas y proactivas como estas entre las empresas, los gobiernos y la sociedad civil podemos añadir la velocidad y la escala que tanto necesitamos.